martes, 29 de septiembre de 2015

¿Estamos seguros de lo buena que es la educación que reciben nuestros hijos?

Debo admitir que este post no era el planeado para esta semana pero decidí hacerlo por los acontecimientos que han pasado en el transcurso de la misma. 
Recuerdo haberme graduado con un grupo de muchachas llenas de pasión, vocación, energía, recursos, diversión, pasadas de creatividad pero sobre todo humanismo. Me pongo feliz al recordarlas, sé que la mayoría de ellas actualmente son excelentes maestras. Pero ¿Qué está pasando con las maestras dentro del sistema educativo? ¿Por qué dejan esas ganas de cambiar el mundo a través de la educación atrás? Quiero pensar que es culpa de los directivos de los colegios porque algunas veces nos exigen que trabajemos de cierta forma que en nada beneficia al niño o que sea culpa de los bajos salarios que nos pagan y nos despertamos sin ganas de echarle ganas. Pero verdaderamente no hay justificación. 




Me pongo feliz cuando recuerdo a una de mis compañeras queriendo enseñar el color rojo y se inventó una piscina de gelatina roja donde no solo aprendieron el color rojo, ¡también se lo comieron jajaja! O cuando otra compañera se inventó un circo dentro del salón de clases, si señores, UN CIRCO. ¡Que recuerdos! Pensar en ellas me da esperanza de que no todo esté perdido para los niños. 
Entre los acontecimientos de esta semana me paso que escuché a un familiar cercano decir que su maestra mando a un niño a sentarse en el piso porque estaba muy gordo y podía romper la silla. Aun cuando lo escribo se arruga mi corazón. No puedo dejar de pensar en ese niño. La maestra dijo esto delante de todos los demás sin pensar en sus sentimientos y su autoestima. ¿Quién no recuerda a su maestra de infancia? Es que yo pienso que después de mamá y papá es una de las personas más importantes de nuestras vidas. Esas palabras que salen de la boca de un maestro nos marcan para siempre. Yo por lo menos no olvida la lectura de la sopa de piedra que nos leyeron en primaria y de vez en cuando la vuelvo a leer. Me marcó. Los niños de los 0 a los 6 años tienen unas mentes muy poderosas que absorben todo, como esponjas, esto es una ventaja pero también puede ser desventaja. Como adultos, tenemos que cuidar nuestro lenguaje, tono y actitud frente de los niños.



Quiero pensar que allá afuera todavía entre mis compañeras existe la maestra que se enoja porque la mamá envió de lonchera la cajita feliz fría de la noche anterior, o la maestra que cambia su desayuno con el niño porque le metieron un pan, no tostado, sino quemado. Me gusta pensar en la maestra que me cuenta muerta de la risa que la mamá le envía a su niña para la hora del baño, un cepillo para desenredar el cabello, otro para peinar, cepillo de dientes, cremita corporal como si tuviera solo 2 niños que atender. Es su hija, ¡su tesoro más preciado!  Y es que la educación no se trata solo del niño, sino también de toda la familia. No hay que olvidarse del trato hacia los papitos, el tacto para decirles las cosas, el respeto hacia sus hijos y hacia ellos. 


Recuerdo que comenzando el año escolar hacíamos una actividad de psicomotricidad y una de mis niñas resbaló y se golpeó tan fuerte la carita que se abrió. Luego de ver que la niña estaba bien, mi mayor temor era pensar en sus padres. En menos de un minuto perdí toda la confianza ganada. ¿Qué me echaran del trabajo? era lo de menos. Decepcionar a un papá o a una mamá me hacía sentir fracasada. 



No hay casualidades y los acontecimientos de esta semana han coincidido con mi lectura actual. Donde el autor Carlos González cita “Nuestra sociedad no trata a los niños con el mismo respeto que a los adultos. Cuando hablamos de un adulto, las consideraciones éticas son siempre primordiales y tienen prioridad sobre la eficacia o la utilidad.” 




Muchas veces las docentes recibimos a niños carentes de afecto maternal. Generalmente si muestra síntomas de violencia, él será nuestro “niño problema”. Obviamente si el niño pide amor materno no hay manera que se lo brindemos. De esto no hay un sustituto. Somos docentes más no madres sustitutas, está claro. Pero siempre será mejor una maestra afectiva, cercana, sensible y no represiva y etiquetadora. Por ejemplo: mi hija Galilea es una niña muy activa, hemos visto que su actividad favorita es el baile. Tiene una energía inagotable, quedarse quieta en una silla todo el día no va con ella. Mi hija disfruta del aire libre, los parques, las plantas, el viento. Cuando su maestra la sienta a realizar 3 actividades de trazo durante todo el día en el colegio Galilea se aburre terriblemente y prefiere jugar con los lápices o hablar con el amiguito. Mi hija esta ABURRIDA pero es más fácil para su maestra decir “Es muy distraída”. En fin, esto para mí no ha sido una preocupación porque soy maestra y conozco cual es el nivel de atención por edades, pero imagínense un papá o una mamá que no tengan idea de esto, que confíe plenamente en esa maestra, que se supone esta allí para enseñar a sus hijos. Esto sería una preocupación grandísima, un niño distraído, allí comienzan las visitas al psicopedagogo y a razón de esto encontramos actualmente tanto niños medicados sin razón. 


Lo cierto es que el maestro actual debe sentirse comprometido con la sociedad, comprometidos con un modelo educacional donde el niño deba aprender a pensar, descubrir, preguntar, buscar y etc. No sentar a sus alumnos cinco horas llenando libros. María Montessori decía que: "El maestro no impone nada, se limita a guiar y a proveer y vigilar"{...}"la maestra no es el centro de atención de la clase, es el anillo de conjunción, entre el niño y el ambiente".

sábado, 19 de septiembre de 2015

Hijos Expatriados



Hace 30 años mis padres dejaron su país de origen buscando nuevas oportunidades, así que mi hermana y yo nacimos en Venezuela, quizás no fuimos expatriadas pero si nos adaptamos a vivir una vida sin familiares cercanos, crecimos sin saber lo que era pasar el domingo en casa de la abuela o jugar con los primos. Toda mi familia materna y paterna vive fuera de Venezuela. A pesar de esto mi hermana y yo no nos consideramos colombianas, somos Venezolanas hasta los tuétanos, así nos criaron. Sin embargo, crecimos comiendo arroz con coco, mote de queso, carimañolas (comidas típicas de la región de mis padres). Bueno, tampoco estamos hablando de una diferencia cultural tan marcada, nos vinimos a un país hermano. Creo que por esta razón he querido tener muchos hijos y una familia grande porque eventos como navidades o cumpleaños se limitaban al núcleo familiar.  Éramos solo nosotros cuatro, papá, mamá, mi hermana y yo. 30 años después se repite la historia, me tocó dejar a mi Venezuela buscando mejores oportunidades y me acogió la patria de mis padres. Así que ha sido un ciclo, mis hijos están creciendo lejos de sus abuelos maternos y paternos, lejos de sus tíos, lejos de sus primos paternos. Hoy a dos años de haber dejado nuestra patria continuamos adaptándonos y las constantes despedidas de las visitas de nuestros familiares ha sido lo más difícil de llevar. El sondeo del Global Expatriates Observatory revela que el 22 % de los expatriados encuestados procede de familias que han vivido en el extranjero, mientras que el 19 % proviene de familias multiculturales. La probabilidad de que un niño expatriado opte por un estilo de vida nómada (de forma temporal o permanente) cuando sea adulto es elevada.


Cada vez es más común despedir a amigos o familiares ya que estos han decidido partir a otro país, las despedidas se han vuelto costumbre en la vida de los venezolanos. Por ejemplo, cuando nosotros decidimos dejar nuestro país buscando un mejor futuro, mi hija Galilea apenas tenía un año y medio así que su adaptación fue rápida y sin complicaciones, casi que no se percató de esto. La adaptación al nuevo entorno cultural varía, dependiendo de la edad de los niños y para cada etapa se pueden aplicar diferentes estrategias.Para nosotros los adultos el obstáculo más grande puede ser, lidiar con las emociones de los hijos mientras nosotros estamos pasando exactamente por lo mismo. Para los niños serán difíciles los cambios ya que estarán expuestos a un entorno nuevo, colegio, amigos, vecinos y dependiendo el país de origen y el de destino puede que mucha cosas sean distintas, la comida, el idioma, el clima, la religión etc. Debemos darles la noticia a los niños lo antes posible sobre el cambio que todos vamos a vivir y darles una imagen positiva sobre lo que esto va a significar para ellos. Pueden mostrarles fotos sobre el sitio de destino para motivarlos.Kate Berger, una psicóloga especializada en trabajar con niños expatriados asegura que los niños menores de 7 años tienen más facilidad de adaptación a la hora de hacer nuevas amistades y de aprender un idioma nuevo que los niños mayores de esta edad.A través de mi experiencia les contaré una serie de consejos y estrategias para facilitar la adaptación de los niños expatriados.




1-   Hablar siempre con la verdad
Cuando nuestros niños nos hacen preguntas es porque necesitan respuestas concretas y no cuentos de maravillas. Ellos no conocen de rodeos de adultos, los niños son directos, sinceros y transparentes. Las preguntas serán la constantes así que debemos estar preparados para responderlas. ¿A dónde vamos? ¿Por qué nos vamos lejos? ¿Cuándo volveremos a casa? ¿Cuándo voy a ver de nuevo a mis amigos? Para nosotros los padres estas serán preguntas muy difíciles de responder si nos basamos en nuestras propias emociones. La manera más saludable de hablar con nuestros hijos será con la verdad, respuestas claras, puntuales, nada de “nos vamos de vacaciones “pronto volveremos a casa” nada de promesas que no podremos cumplir. De la misma forma directa y precisa que preguntan, esperan ser respondidos. Para los niños mayores de 7 años estas respuestas serán más fáciles de entender pero la adolescencia, por su parte, resulta una etapa crítica en los hijos, quienes pueden afrontar el cambio de país con especial sensibilidad. En ambos casos no queremos hijos decepcionados de sus padres con promesas que no pudimos cumplir porque la realidad es otra, así que lo más importante es hablar con la verdad.


2-   Destacar aspectos positivos
Debemos mostrarles a los niños las ventajas que les traerá la mudanza, hay que hacerles ver que el cambio será positivo y que las costumbre y sus hábitos familiares nos sufrirán grandes alteraciones.

 Conocerán una nueva cultura, nuevos amigos, nuevos lugares que visitar etc. Mostrarle a los más grandecitos los beneficios de aprender un nuevo idioma y de graduarse en el extranjero. 

3-   Vivir el duelo
Debemos dejar que nuestros hijos se despidan de su vida anterior, la cuestión no es tan fácil como cambiar un chip. Generalmente se vivirá una fase traumática a nivel inicial y con naturalidad se irá o depresión trasladando a la aceptación, resignación y por ultimo liberación del afecto. Hablar con el adolescente sobre sus sentimientos y no juzgarlo facilitará resolver y no encapsular su duelo. A niños más pequeños podemos facilitarles hojas blancas y crayolas, pedirles que pinten algo en nuestra compañía, será muy especial para el sentir que nos importan muchos sus sentimientos. Sus dibujos pueden decir mucho de sus emociones. 



4-   La nueva escuela
Primeramente debes informar en la nueva escuela el cambio por el que acaban de pasar, con esta información la nueva profesora de tu hijo estará consciente del origen de algún comportamiento  que presente el niño. Es normal que el niño que no mordía, comience a morder a sus compañeros o el que dejó los pañales, los quiera volver a usar. Estos retrocesos en el desarrollo son temporales y completamente normales luego de grandes eventos, momento de tensión o cambio brusco en su vida. Se trata de que la educadora intente crear un clima de seguridad y cordialidad afectiva para que el niño se sienta seguro. Así que aconsejo buscar escuelas que te brinden esta confianza, si tienes amigos viviendo en ese país documentarte un poco con ellos sobre qué tipos de escuelas son las mejores para facilitar el proceso de adaptación.
Con esta información que ofrecerás en el colegio la profesora deberá tomar medidas para facilitar la adaptación sobre todo si se maneja un idioma distinto al de origen. Esto es un tema importante, recuerda que si tú no manejas el idioma se puede afectar la habilidad para ayudar a tus hijos a hacer los deberes.


Cuando mi hija Galilea comenzó la escuela, era su primer día de colegio en toda la vida, ella estaba muy pequeña así que el proceso de adaptación no era lo que me preocupaba. Mi mayor preocupación era mantener una comunicación clara con su profesora. Aunque Colombia queda al lado de mi país de origen, decir algunas cosas que para mí sonaban normales, para la profe de Gali era una locura total. El otro tema al cual tuve que acostumbrarme fue la preparación de la lonchera. No era que yo iba a meter un tequeño y un juguito de naranja y ya no, no, no. Acá se maneja una alimentación muy saludable, y yo no siempre cumplía con eso. Poco a poco fui aprendiendo sobre términos, acá la merienda son las “onces” se pueden imaginar que me hablaban de onces y yo quedaba como ¿QUÉ?, Así que amigos lo más importante es la relación con la profesora, ella será esa persona después de ti más cercana a tu hijo, con la cual pasara muchas horas. Mejor dicho, métansela en el bolsillo.  


5-   ¡No sé de donde soy!
Es importante que los niños expatriados no vean la cultura de sus padres distinta a la de ellos. Es fundamental mantener contacto con sus raíces. Hablar en casa la lengua materna, comprar libros y películas de ese mismo idioma y fuera de casa hablar el nuevo idioma. Comer en casa platos típicos del país de origen y preparar esas recetas juntos. Para los niños será muy fácil tomar aspectos de ambas culturas y no sentirse que pertenezcan totalmente a una o a la otra. Por lo tanto hay que aprovechar cada experiencia para crear en ellos un sentimiento de pertenencia. 
En general los niños son flexibles y poseen gran capacidad de adaptación. Depende de nosotros los padres hacerles el camino un poco más fácil. Controlar nuestras emociones aunque sea duro para poder consolarlos a ellos. No será la primera vez que como padres tengamos que hacer de tripas corazón (una barrera para controlar las emociones) para acallar nuestros sentimientos y darle más importancia a la de ellos. Como hija de padres expatriados y madre de hijos expatriados puedo decir que se puede sacar provecho de cada experiencia, de cada cultura, de cada persona nueva que conocemos, sin mayores complejos o traumas.

sábado, 12 de septiembre de 2015

10 Pasos para una sesión de fotos familiar perfecta

Para nosotras las madres es un tema muy importante el de las fotografías familiares. Queremos tener recuerdos perfectos de cada momento, actividad, salida, paseo, regreso a clases, vacaciones, etapa de crecimiento, cumpleaños y hasta las navidades de nuestros hijos. Nos encanta tener la casa repleta de portarretratos con esas imágenes que nos hacen suspirar, y ni se diga que llegue la visita y mire todos esos momentos y nos digan uno que otro elogio. En este post les voy a contar como he logrado tener fotografías desde mi punto de vista “perfectas” sin ayuda de un profesional, sin cámara profesional y lo más importante y tranquilizador para una madre de varios niños (sin tener que salir de casa)
Estos son los 10 pasos a seguir:   

1- Escoge un tema
Primero que todo, debemos pensar que temática queremos utilizar para la sesión fotográfica. Yo por ejemplo escogí de súper héroes porque todos en la casa teníamos camisetas de súper héroes y mi suegra le regaló el body de superman a mi hijo Max, entonces pensé que sería un tema muy divertido con el cual podemos jugar y hacer poses, además de económico ya que no teníamos que salir a comprar nada. Acá les dejo algunas ideas:

Jugar con un tutú, collares de mamá, sombreros, tacones, pelucas, juguetes, vestirse todos del mismo color, que está muy de moda. Papá y bebé sin camisa, bebé solo con pañales, hermanitas o hermanitos vestidos con prendas similares o iguales que tengan en sus respectivas tallas.
 

2- Inspírate
Luego de haber escogido un tema según los recursos que tengas en casa, investiga, indaga, observa sesiones fotográficas con temas similares al tuyo en revistas infantiles o por internet, hay infinidades de ideas, de esta forma no tendrán que matar su cerebro pensando en que cuales son las poses que deben poner para la foto perfecta. Yo no encontré muchas fotos familiares sobre súper héroes pero tratamos de imitar movimientos o gestos para entrar un poco más en el tema.

3- Arma el set
 Cómo no somos profesionales, no tenemos luces especiales, ni nada de eso, entonces es buena idea utilizar una pared que este pintada de un solo color y cerca de un ventanal para poder utilizar toda esa luz natural. Igualmente saldrá muy económico utilizar cosas que tengamos en casa como cojines de la sala, sábanas blancas, cobijas de colores, taburetes, sillas, etc. Todo dependiendo del tema escogido. Yo no utilice objetos extras ya que quería resaltar solo los colores de cada camiseta. Adicionalmente se puede aprovechar una salida familiar a algún parque con bastantes áreas verdes para tomar las fotografías mientras juegan.
 

4- Llénate de palabras motivadoras.
Recuerda que los protagonistas serán los niños y para trabajar con ellos y no morir en el intento debes llenarte de mucha paciencia y palabras motivantes. Ejemplo: ¡Wow que bella te ves con ese vestido! Ahora da una vuelta, ¡Qué bien te queda ese sombrero! Ahora hagamos todos juntos como los vaqueros. Será muy útil hacer de toda la experiencia un juego, la idea es divertirse en familia, no terminar frustrada llorando en el cuarto. Créeme que ningún niño saldrá feliz en una fotografía con una mamá ogra regañándolo.
 

5- Aprovecha cada momento
No te obsesiones demasiado con la perfección de cada pose, también queda muy bonito capturar ese momentos de risas espontaneas, de abrazos o morisquetas entre los niños. Recuerda siempre que lo más importante para lograr un buen resultado será la diversión. La toma perfecta no saldrá en la primera foto. Es muy probable que tomes 100 fotos, y apenas 2 ó 3 de ellas valgan la pena, ya que todo queda a criterio personal del fotógrafo.
 

6- Prepara tus recompensas
No estoy hablando de mascotas, sino de niños pero ¿A quién no le gusta que lo premien luego de haber hecho un buen trabajo? Mantén a la mano dulcecitos de manera que puedas ir premiando el buen comportamiento de tus pequeñitos y utilízalo como un recurso. A medida que ellos respondan a tus peticiones (muy creativamente) se le ira dando un premio. Preocupa que sean dulces pequeñitos ya que no es hora de la merienda, es simplemente un pequeño incentivo. Por ejemplo a mi hija de 3 años le ofrecí sus dulcecitos preferidos y a mi bebe de 4 meses solo le ofrecía pecho cuando se ponía irritable
 7- Escoge horas lejanas a las siestas y comidas
La idea es que los niños vivan una excelente experiencia, que no se encuentren cansados o hambrientos en este momento, esto ayudará a tener un mejor desempeño para la sesión de fotos.


8- ¡Auxilio! No tengo una cámara profesional.
Puedes utilizar una cámara normal o utilizar la cámara del celular que tengas tú o tu pareja o cualquier miembro de la familia que posea la mejor cámara. Algo muy importante a tener en cuenta es asegurarse de usar una buena resolución que sea igual o superior a los 5 Megapixeles. Todas las fotografías que les estoy mostrando las tomamos con mi celular Motorola Moto G. La idea es ser muy recursiva utilizando la mejor iluminación de la casa o al utilizar la iluminación natural en exteriores como parques, plazas etc. 

9- Para darle un (re)toque final
Nosotros utilizamos el photoshop para darle esos toques finales a las fotografías. El photoshop no tiene mucha ciencia. Lo recomiendo porque es muy fácil de usar y pueden aprender las nociones básicas con algún tutorial que consigan por internet. Con este programa podrás corregir algún problemita de iluminación o cualquier otro detalle.

10- El regalo perfecto
Utiliza el resultado final de muchas maneras, no solo para presumir nuestras fotos en la sala de la casa sino para regalarles a los abuelitos en su aniversario, tíos en los cumpleaños, para el papito el día del padre, etc.